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Mostrando entradas de 2009

Words

Cuántas veces nos ha pasado que una canción en inglés que nos gustaba mucho cuando niños por su melodía, una vez adultos comprobamos que quizá las letras no tenían mucho sentido y peor, que no tenían nada ver con lo que imaginábamos. Sin duda que ejemplos de esto hay miles, sin embargo, quiero reparar en lo opuesto, en aquellas canciones cuyas letras en inglés lograron transmitir lo mismo o incluso más de lo que sus acordes y armonías provocaban en mi infancia. La invitación incomún es abrir el baúl de los pensamientos y buscar la letra de alguna canción, en inglés o en otra lengua, que te haya gustado demasiado y tratar de encontrar una traducción, probablemente te lleves más de una sorpresa. Acá una pequeña lista de sugerencias: Hotel California (Eagles), The Boxer (Simon and Garfunkel), The drugs don´t work (The Verve), Disco 2000 (Pulp), Ne me que quite pas (Jacques Brel), entre otras. Mi primer aporte: LAS PALABRAS NO ME VIENEN FÁCILMENTE (F. R. David) Las palabras no me vienen f...

La estafa

Un cantor con aspecto de estudiante universitario se subió al bus que viaja desde Valparaíso a Viña del Mar diciendo que interpretará un par de temas de Roberto Carlos a capella. Con extraño asombro reparé en que lleva puestos unos audífonos, lo que me hizo pensar que está escuchando los temas que canta como pistas. Algunos de los usuarios de la locomoción miraban de reojo a este extraño joven artista que cantaba música que no es de su generación. Quizá todo era una estrategia de marketing para su beneficio económico, o tal vez no. Mientras cantaba el primer tema, que relata el amor de hombre a una mujer, reparaba en la letra de la canción, aún cuando su voz era agradable y armoniosa. El autobús seguía su ruta y el cantor hacía una pausa para anunciar la segunda canción. Probablemente más de uno de los pasajeros, al ver el raro aspecto del cantor, pensaron que se trataba de un estafador y sí que lo fue. El joven no terminó su segunda interpretación y se bajó abruptamente del vehículo, ...

El problema del ser

Sin duda que las etiquetas, entendidas como categorizadoras de la realidad, nos ayudan a diferenciar y poder elegir en este complejo mundo. Nadie discutiría tampoco el hecho de que somos seres humanos y nos diferenciamos de las otras especies del reino animal. El problema surge desde dos perspectivas, una relacionada con el ser y la otra con los lugares comunes. De las varias historias que recuerdo, que muestran esta problemática muy difícil de entender para unos, no tanto para otros, presentaré aquella que creo es más ejemplificadora. “Un campesino cubano trabajó desde que tenía uso de razón en las tierras, al igual que toda su familia y la gente de su pueblo. Como buenos cubanos todos sagradamente asistían cada fin de semana a divertirse y relajarse escuchando y bailando música en el único bar de esa zona. En este lugar se intercalaban canciones envasadas con interpretaciones en vivo de alguno de los parroquianos. Una noche, un forastero que pasaba de casualidad por el pueblo, re...

Apariencias

Desde niños los cuentos, las películas, nuestros cercanos y lejanos nos invaden con historias donde el bien y el mal están permanente oposición y donde, generalmente, pierde el mal. Los personajes y la trama se alinean en torno al protagonista o al antagonista, donde casi siempre gana el primero. El problema ocurre en la vida real, donde no existen personajes sino personas con diferentes personalidades, experiencias, creencias, principios, religiones, filosofías, todos aspectos que nos complejizan, conflictúan y contradicen permanentemente, y por cierto, nos sitúan en un limbo en el cual nuestras decisiones, que para unos son libres y para otros predestinadas, nos afectan positiva o negativamente de acuerdo a las diversas situaciones que se nos presentan minuto a minuto. Para entender que las apariencias engañan, incluso las que proyectamos a los demás y a nosotros mismos, vendría bien atender alguna de las escasas obras que nos muestran lo engañoso: Crash de Paul Haggis, La flauta mág...

Re-ver

Cuando nos exponemos a una situación en dos momentos diferentes, no siempre pensamos, sentimos o vemos lo mismo. Quizá en lo que reparamos en una ocasión en otra no se repite, pues nos enfocamos en algún aspecto no considerado anteriormente. Una respuesta más o menos obvia, sería que las situaciones nunca son las mismas. Ahora llevemos esto a las obras de arte, estoy pensando en libros, pinturas, esculturas, canciones, obras de teatro, películas, óperas, etc. Bueno, acá el asunto parece más claro, pues las obras no cambian, son las mismas: ¿cuántas veces hemos visto una película y hemos dicho “cómo no me había dado cuenta de esto”? o ¿qué tan seguido descubrimos algo nuevo en una canción muy escuchada? Alguna vez conversé esto con un concesionario de un café en Concepción, quien me dijo a propósito de que su café lo hallé más rico: “no amigo, el café es el mismo que tomaba hace un par de años, es usted el que ha cambiado”, sin duda que sus sabias palabras me hicieron pensar, y darle la...

Estar aquí y allá

¿Quién no ha pensado alguna vez en estar en dos lugares al mismo tiempo? Claro, así además de estar escribiendo esto, podría estar disfrutando del generoso sol otoñal en alguna de las tantas playas del litoral central, pero para decepción mía y de quizá muchos de ustedes no se puede, al menos, lo he intentado y no lo he logrado. Recuerdo cuando nos juntábamos con amigos y acordábamos con los asistentes contarles al día siguiente a quienes no fueron que la junta estuvo espectacular con expresiones como “te la perdiste” o “difícil que pueda repetirse algo así”. La obvia cara de arrepentido del inasistente mientras escuchaba las risas intercaladas vislumbraba la autopromesa de no faltar a la próxima reunión y me aseguraba a no creer a mis amigos cuando dijeran que una fiesta o tertulia estuvo “inolvidable”. Desde hace unos años me he movido entre dos lugares, más específicamente entre las ciudades de Concepción y Valparaíso, y como es de esperarse han sido muchas las veces que estando en ...

Reminiscencias

Hoy en día es muy difícil imaginar una ciudad en silencio, las bocinas, los celulares, las motos, las sirenas, obligan a nuestros oídos a discriminar los sonidos para concentrarnos. Bueno, solía estudiar no escuchando música ni viendo televisión, pensando que así mi aprendizaje sería mejor, sin embargo, mi oído y mi memoria musical no se apagan fácilmente, aún en silencio. Esta historia ocurre en un cerro con nombre de título nobiliario de Pancho, en una de las interminables y calurosas tardes porteñas, en que el único panorama posible era el estudio. Era muy usual en estas jornadas oír música sin quererlo: reggeaton, Los Angeles Negros, Lucho Barrios, entre otros, aparecían de cuando en cuando desde las casas y departamentos vecinos. Hasta que un día sucedió algo sublime, cuando gradualmente fui escuchando desde lejos una melodía muy métrica pero novedosa, algo que en mis 31 años de radio, televisión y shows en vivo nunca antes había oído. Cuando terminó esa primera melodía, pensé que...

Otros tiempos

Tal como pasa con las palabras, las personas nacen, se desarrollan, algunas se resignifican y finalmente mueren. La diferencia entre las palabras y las personas está en que las palabras no tienen voluntad, mientras que quienes las usamos sí. Recuerdo cuando estaba en la enseñanza básica y algunos de mis pequeños compañeritos decían que querían ser más grandes para tener más tiempo para jugar o para comer dulces hasta la saciedad. Tampoco olvido aquellos compañeros de secundaria que pensaban lo mismo, pero para fines más hedonistas, que prefiero no reproducir por ahora. Para qué decir en la universidad, varios fueron los colegas que me confesaron querer volver al colegio aburridos del sistema, bueno, ¿cómo es la cosa?, cuando eran niños anhelaban ser grandes y ahora grandes querían volver a su niñez. Para qué decir la infinita escala de historias similares que he escuchado ahora como profesional en la vida laboral. Con el tiempo he podido comprobar que lo anterior no se aplica sólo al t...

Sin nombre

Muchas veces hemos estado en lugares que no conocíamos, donde nos sentimos bien, tan bien que a veces no hacemos muchas preguntas, sólo nos dedicamos a disfrutar del momento. Otras veces conocemos personas que nos sorprenden y con las cuales nos sentimos invitados a sorprender, incluso conectados, y así como con los lugares se hace inoportuno interrogarlas. Esto tiene que ver con los nombres de los lugares y las personas. Cuántas veces nos hemos arrepentido de haber sido más explícitos con algo tan simple como el nombre. Será que los nombres hacen los lugares y las personas, o viceversa. No puedo dejar de mencionar cuando alguien te conoce y te dice “tú tienes cara de Rodrigo”, que más de una vez me ha pasado, y supongo que a otros también. . Hoy me puse a ordenar los CDs y DVDs que tengo de respaldo en busca de un video perdido que demoré mucho en bajar de Ares, pero como siempre pasa en estas ocasiones, no encontré lo que buscaba, y sólo terminé con mi objetivo cuando me topé con un ...

Cuando se pierde

Cuando se pierde y no le damos tanta importancia, lo perdido no es tan relevante. Cuando se pierde, sabiendo que otro ganó, lo perdido no es tan doloroso, pero cuando se pierde y alguien que no conoces se lleva lo que tenías, eso duele.......duele mucho. Es lo que me pasó hace unos minutos cuando jubaga poker virtual en Internet y perdí cerca de 5 mil puntos que, por cierto, otros se llevaron. Bueno el lugar incomún de esta historia fue que mientras perdía, como hace mucho no me pasaba, un amigo me invitó a leer su blog, lo leí y sus palabras me llevaron a realizar dos tareas paralelas, construir la historia que relataba, titulada Música Clásica, y creer en ella. Lo mágico fue que me enganche con sus palabras, olvidando mi breve fracaso pokeril, y al final de su relato tuve que re-realizar sólo una terea: deconstruir la historia. Para ser más preciso, el concepto que le comenté a mi amigo y que le interesó fue el de "imaginar y desimaginar un cuento", se iniciaba una interesa...